Sor Margarita de la Cruz fue una mujer excepcional que vivió en el siglo XVI y perteneció a la noble Casa de Habsburgo. Nació como una infanta y archiduquesa de Austria, pero su vida tomó un giro inesperado cuando decidió tomar los votos y convertirse en monja clarisa en el Monasterio de Santa Clara de las Descalzas Reales en Madrid. A lo largo de su vida, Sor Margarita dejó un legado duradero y tuvo un impacto significativo en su familia y en la comunidad religiosa en la que vivió.
La vida de Sor Margarita de la Cruz
La vida de Sor Margarita de la Cruz estuvo marcada por su dedicación a la vida religiosa. Desde una edad temprana, mostró una profunda devoción y una inclinación hacia la vida monástica. A pesar de su posición privilegiada como miembro de la realeza, Sor Margarita decidió renunciar a los lujos y comodidades de la vida secular para seguir su vocación religiosa.
Una monja clarisa en Madrid
Después de tomar el velo monástico, Sor Margarita se unió a la Orden de las Clarisas y se instaló en el Monasterio de Santa Clara de las Descalzas Reales en Madrid. Allí, vivió una vida de oración, contemplación y servicio a Dios. Como monja clarisa, se dedicó a la vida de clausura y se comprometió a vivir en pobreza, castidad y obediencia.
Sus relaciones familiares
A pesar de su vida monástica, Sor Margarita no perdió contacto con su familia. Mantuvo relaciones cercanas con sus parientes, incluyendo a su tío, el rey Felipe II de España. De hecho, se rumorea que Sor Margarita estuvo a punto de casarse con su tío, pero decidió rechazar la propuesta para seguir su vocación religiosa.
Además de su relación con Felipe II, Sor Margarita también tuvo un papel importante en la educación y crianza de sus sobrinas. Pidió a su sobrino, Felipe III, que permitiera a su sobrina, Catalina de Este, ingresar al convento para asegurar su educación y mantener una cierta continuidad dinástica en el convento. También solicitó al rey que permitiera a otra sobrina, Ana Dorotea, hija de Rodolfo II, unirse a ella en el convento.
Su legado y sucesoras
Sor Margarita de la Cruz dejó un legado duradero en el Monasterio de Santa Clara de las Descalzas Reales. Su dedicación a la vida religiosa y su influencia en la educación de sus sobrinas sentaron las bases para futuras generaciones de monjas clarisas en el convento.
Una de las sucesoras más destacadas de Sor Margarita fue su sobrina lejana, Margarita de Austria. Siguiendo los pasos de su tía, Margarita de Austria también profesó en el Monasterio de Santa Clara de las Descalzas Reales bajo el nombre de sor Margarita de la Cruz, en honor y recuerdo de su tía. Esta conexión familiar y espiritual entre las dos mujeres demuestra la importancia y el impacto que Sor Margarita tuvo en su familia y en la comunidad religiosa en la que vivió.
Su fallecimiento y honras fúnebres
Sor Margarita de la Cruz falleció en el convento a la edad de 66 años. Su muerte fue un momento de gran tristeza para la comunidad religiosa y para su familia. Como muestra de respeto y reconocimiento a su vida dedicada a Dios, se llevaron a cabo honras fúnebres en el mismo convento donde vivió y sirvió durante tantos años.
El legado de Sor Margarita de la Cruz vive en la memoria de aquellos que conocieron su vida y en la continuidad de la Orden de las Clarisas en el Monasterio de Santa Clara de las Descalzas Reales. Su ejemplo de devoción y sacrificio continúa inspirando a las generaciones futuras y su influencia perdura en la historia de la Casa de Habsburgo y en la comunidad religiosa en la que vivió.