La expresión «Poner la mano en el fuego» es una frase que todos hemos escuchado en algún momento de nuestras vidas. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde proviene esta expresión tan peculiar? En este artículo, te contaré sobre el origen de esta frase y cómo se relaciona con una práctica medieval conocida como la Ordalía.
La práctica medieval de la Ordalía
La Ordalía era una práctica común en la Edad Media que se utilizaba para determinar la culpabilidad o inocencia de una persona acusada de un delito. Esta práctica se basaba en la creencia de que Dios o los dioses intervenían a través de actos cuasi milagrosos para demostrar la verdad.
Creencia en la intervención divina
En aquellos tiempos, la fe en lo divino era muy fuerte y se creía que Dios o los dioses tenían el poder de intervenir en los asuntos humanos. La Ordalía se basaba en esta creencia y se consideraba que la intervención divina se manifestaba a través de la prueba física a la que se sometía al acusado.
Modalidades de la Ordalía
Existían diferentes modalidades de la Ordalía, pero una de las más conocidas y extremas era la de poner las manos en el fuego. En esta prueba, el acusado debía meter ambas manos en el fuego y mantenerlas allí durante un tiempo determinado. Si el acusado resultaba ileso y sin sufrir quemaduras, se consideraba inocente y se creía que la intervención divina había protegido sus manos del fuego.
Otras modalidades de la Ordalía incluían caminar descalzo sobre rejas de arado al rojo vivo o sostener un hierro candente. Estas pruebas eran igualmente peligrosas y se creía que si el acusado salía ileso, era porque Dios o los dioses habían intervenido para demostrar su inocencia.
Resultado de la prueba
Si el acusado no superaba la prueba y sufría quemaduras o lesiones, se consideraba culpable y se le condenaba a la pena correspondiente. En algunos casos, la pena podía ser la muerte, ya que se creía que si el acusado resultaba herido por el fuego, era porque Dios o los dioses habían decidido castigarlo por sus pecados.
La presencia de la Ordalía en diferentes civilizaciones
La práctica de la Ordalía no se limitaba solo a la Edad Media, sino que se encontraba en diferentes civilizaciones y épocas de la historia. Un ejemplo de esto es su utilización en la Inquisición.
Utilización en la Inquisición
En la época de la Inquisición, la Ordalía se utilizaba para demostrar acusaciones de brujería. Las personas acusadas de brujería eran sometidas a diferentes pruebas físicas, como la de poner las manos en el fuego, para determinar su culpabilidad o inocencia.
Estas pruebas eran consideradas como una forma de obtener la verdad divina y se creía que si el acusado resultaba ileso, era porque Dios había intervenido para demostrar su inocencia. Sin embargo, estas pruebas eran extremadamente peligrosas y muchas personas resultaban gravemente heridas o incluso morían como resultado de ellas.
Aunque la práctica de la Ordalía y la Inquisición pertenecen a un periodo histórico marcado por la ignorancia y la oscuridad, la expresión «Poner la mano en el fuego» ha perdurado hasta la actualidad. Utilizamos esta frase para expresar nuestra total confianza en alguien, como si estuviéramos dispuestos a poner nuestras manos en el fuego por esa persona.
La expresión «Poner la mano en el fuego» tiene su origen en la práctica medieval de la Ordalía, donde se obligaba al acusado a poner las manos en el fuego para demostrar su inocencia. Esta práctica se basaba en la creencia en la intervención divina y tenía diferentes modalidades, como meter las manos en el fuego o caminar sobre rejas de arado al rojo vivo. Aunque esta práctica se encontraba en diferentes civilizaciones, como la Inquisición, hoy en día utilizamos esta expresión para expresar nuestra total confianza en alguien.