San José, el esposo de la Virgen María, desempeñó un papel fundamental en su vida. Aunque a menudo se le menciona en un segundo plano, su importancia no debe subestimarse. San José fue elegido por Dios para ser el guardián y protector de la Sagrada Familia, y su papel fue crucial en la vida de la Virgen María.
El papel de San José
San José fue el guardián de la infancia de Jesús. Desde el momento en que el ángel le anunció que María había concebido por obra del Espíritu Santo, San José asumió la responsabilidad de cuidar y proteger a Jesús. Fue él quien estuvo presente en el momento del nacimiento de Jesús en Belén y quien lo llevó a Egipto para protegerlo de la persecución de Herodes.
Además de ser el guardián de Jesús, San José también fue el protector de la santidad de María. Dios confió en él la tarea de cuidar y preservar la pureza y la virginidad de María. San José fue un hombre justo y temeroso de Dios, y cumplió fielmente su misión de proteger la santidad de María.
San José también fue la cabeza de la familia terrenal de Jesús. Como esposo de María, fue responsable de proveer y cuidar de su familia. Fue un padre amoroso y dedicado, que trabajó arduamente para asegurarse de que su familia tuviera todo lo que necesitaba. San José fue un ejemplo de liderazgo y responsabilidad en el hogar.
Además de su papel en la Sagrada Familia, San José también es considerado el protector de la Iglesia. Como padre adoptivo de Jesús, San José es considerado el padre espiritual de todos los creyentes. Se le atribuye el título de «Patrono de la Iglesia Universal» y se le invoca como protector y defensor de la Iglesia.
Confidente del misterio de la encarnación
San José fue el primero al que se le confió directamente el misterio de la encarnación. Fue a él a quien el ángel le reveló que el niño que María llevaba en su vientre era el Hijo de Dios. San José fue elegido por Dios para ser el padre adoptivo de Jesús y para desempeñar un papel fundamental en el plan de salvación.
Custodio del secreto de Jesús
San José guardó en su corazón y custodió el secreto del Hijo de María, Jesús. Aunque no era el padre biológico de Jesús, San José lo amó y lo cuidó como si lo fuera. Mantuvo el secreto de la identidad divina de Jesús y lo protegió de aquellos que podrían haber querido hacerle daño.
Hombre del silencio
San José fue conocido como el «hombre del silencio». Aunque no se registran palabras suyas en las Escrituras, su silencio habla volumes sobre su humildad y obediencia a la voluntad de Dios. San José no buscó el reconocimiento o la gloria para sí mismo, sino que se dedicó humildemente a cumplir la voluntad de Dios en su vida.
Ejemplo de fidelidad y obediencia
San José fue un ejemplo de fidelidad y obediencia a la voluntad de Dios. A pesar de las dificultades y los desafíos que enfrentó, nunca dudó de la misión que Dios le había encomendado. San José confió plenamente en la providencia divina y se sometió a la voluntad de Dios en todo momento.
San José desempeñó un papel fundamental en la vida de la Virgen María. Fue su guardián, protector y cabeza de familia. San José fue el confiador del misterio de la encarnación y el custodio del secreto de Jesús. Su ejemplo de fidelidad y obediencia nos inspira a seguir el camino de la santidad y a confiar en la voluntad de Dios en nuestras propias vidas.